Hay una tradición rumana muy bonita llamada Martisor. El nombre es un diminutivo de la palabra "martie", palabra rumana que significa marzo y que tiene la misma etimología que en español, proviene de la palabra latina "Mars" o "Marte",
que era un dios romano, símbolo del renacer, los campos verdes, los
rebaños de ovejas y el amor. Solían celebrar el día de Marte el
primer día de la primavera, tal como lo hacían los tracianos y más tarde
los dacios y ahora los rumanos celebran esto en el primer dia del
marzo.
Las
investigaciones arqueológicas han demostrado que hace unos 8.000 años
en el actual territorio de Rumania ya existía esta tradición. La
gente celebraba la llegada de la primavera con varios rituales: uno de
ellos consistía en pintar pequeñas piedras o cantos rodados de color
rojo y blanco, y los colocaban alternativamente en un cordel. El
hecho de que eligieran estos dos colores, rojo y blanco tiene que ver
con otros rituales que se llevaban a cabo en aquella época, como los
sacrificios de animales para ofrecérselos a los dioses paganos con
la intención de que sus súplicas fueran tenidas en cuenta. De esta
forma, la sangre y su color rojo se asociaban con la vida, la
fertilidad y las idolatrías. Por otro lado, el blanco se asocia con el
color de la nieve, el hielo y las nubes, y significa el término de la
época invernal.
A
comienzos del siglo XIX el amuleto se utilizaba en todas las regiones
rumanas. Especialmente lo llevaban las mujeres y los niños y niñas
alrededor del cuello: consistía en dos cordones de lana, uno rojo y otro
blanco trenzados juntos y con una pequeña moneda de plata u otro
colgando. Existía la creencia de que aquellos que llevaban el amuleto
serían protegidos contra todo mal y tendrían buena suerte para el
año siguiente. Hay documentos escritos que demuestran que
las jóvenes moldavas llevaban el amuleto desde el primero de marzo
hasta el día doce del mismo mes. Al cabo de las dos semanas, solían
atarse el pelo con esos cordones blancos y rojos al esperar los
signos que anunciaban la llegada de la primavera, como las aves que
llegaban a los pueblos. En ese momento las muchachas retiraban el
amuleto y lo colgaban del primer árbol que vieran florecido.
En la tradición rumana, cada estación del año se asocia con un
color: la primavera con el rojo, el verano con el verde, el otoño con el
negro y el invierno con el blanco. Todos estos colores se encuentran
frecuentemente, con los mismos significados, en otras
manifestaciones artístico-culturales rumanas, como en la cerámica,
las los tapices y los trajes regionales.
Hoy
en día el amuleto "Martisor" está presente en todas las zonas de
Rumania y también se encuentra la misma tradición en Macedonia y
Albania. En Rumania representa la llegada de la primavera y de la
alegría. El hecho de intercambiar los amuletos es un símbolo de amor,
amistad, respeto y aprecio. Se pueden comprar cordones hechos de
seda rojos y blancos atados en forma de lazo, y también pequeños
objetos rojos y blancos que representan flores, herradoras, hojas,
abejorros, distintos animales, pequeños soles o estrellas, corazones,
y muchos otros que los niños y niñas y mujeres se ponen en la solapa
o parte izquierda del cuerpo y los llevan durante nueve días,
comenzando el día primero de marzo.
Los hombres suelen comprar flores de primavera, llamadas "ghiocei"
(copos de nieve) y se las ofrecen a las muchachas o a los niños
junto con una tarjeta de la que cuelgan el amuleto. Es la forma moderna
de regalar el amuleto a las personas queridas.